“El premio invisible” o el IZV y las buenas prácticas en el fomento a la lectura.

image desc


El trabajo en una biblioteca escolar nunca es definitivo. Siempre aparecen labores de
mantenimiento, dinamizaciones, expurgos, catalogaciones,…es una dedicación callada que no
cuenta siempre con un merecido reconocimiento necesario. En los momentos más complicados
de la reciente crisis provocada por la COVID-19 las restricciones afectaron de forma muy sensible
al verdadero motor de la labor bibliotecaria: acercar la cultura, los recursos bibliotecarios, a los
lectores. En muchos centros educativos los espacios cerraron sus puertas y los libros comenzaron
su particular confinamiento. Fuera, la vida daba sus nuevos pasos tímidos entre mascarillas,
ventanas abiertas y abrigos bien abrochados.


En nuestro centro Inma Sánchez del Río y su equipo de apoyo a la biblioteca decidieron
que la labor callada de las bibliotecarias debía convertir el caos en oportunidad y contagiar con los
recursos existentes al resto de estancias del instituto. Les movía la pasión y habían asumido
desde el principio que el trabajo de una biblioteca escolar nunca es definitivo. De esta forma,
como son ella y su equipo, silenciosos, trabajadores y brillantes, construyeron actividad a
actividad una biblioteca de recursos y la pusieron a disposición de toda la comunidad educativa
como una hermosa ofrenda desinteresada. Mantener abierta una biblioteca obligatoriamente
cerrada era una paradoja genial asentada en un fantástico trabajo.


Con la modestia del artesano que ignora que entre sus manos tiene un valioso tesoro,
Inma decidió presentar aquel proyecto a los premios que cada año convoca la consejería para las
bibliotecas escolares. Su propuesta era fabulosa y, como no podía ser de otra forma en esta
quinta edición, el IES. Zaidín-Vergeles consiguió el primer premio en la categoría de “Buenas
prácticas en el Fomento de la Lectura”.
Algunos pudimos estar allí, luchando contra un día
desapacible y un viaje ingrato, y nos sentimos profundamente orgullosos de esta pequeña gran
victoria de la que participó toda la comunidad educativa pero de la que supone esencial referencia
el generoso equipo que ella encabeza.


El galardón, la cuantía económica (inmortalizados en la ineludible foto gubernamental) y el
trofeo en nuestra ilustre vitrina hablarán de lo que ocurrió durante una pandemia en la biblioteca
escolar de nuestro centro durante años. Sin embargo, el mayor éxito fue mantener la biblioteca al
servicio de todos como un faro en plena tempestad. La labor y la presencia de las bibliotecas
escolares en los centros educativos es una forma de resistencia, un compromiso, romántico y
decidido, con la difusión de la cultura y una declaración de amor a la lectura que nos reconcilia
con la naturaleza humana. Inma y su equipo lo entendieron perfectamente, lo viven con
convencimiento y nos llevaron a esa dulce victoria, una victoria que hoy celebramos todos y que
cantamos en estas líneas.


Pero el trabajo de una biblioteca escolar nunca es definitivo… y por encima del oro y los
fastos, el verdadero milagro sucede cuando, después del tintineo de llaves por el pasillo,
ahogadas al fin las restricciones, los dedos de la bibliotecaria encuentran el certero silencio de la
clave en la cerradura y, al borde del recreo, la biblioteca se llena y los libros de los anaqueles
vuelan para posarse en unos ojos lectores. Allí donde la cultura sucede está el verdadero
galardón, el tesoro oculto de la lectura: el misterio de un premio que ganarán modestamente,
algún día y sin saberlo, Inma y todo su equipo.

No hay comentarios

Deja un comentario

Tu mail no será publicado. Los campos requeridos están marcados con *

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.



    No hay comentarios